domingo, 23 de febrero de 2014

Las incontables almas en pena fueron el testigo fiel,
cuando él perdió la voluntad de mirar hacia el futuro
la noche lloró, y la inmundicia clavó sus garras en la espalda de aquel hombre.
Ya no había motivo aparente para predicar el falso amor que sus ancestros enseñaron a sus hijos,
"la gente le teme a la oscuridad cuando la ven en la lejanía, pero cuando estás inmerso en ella, notas
que hay un universo maravilloso esperando por ti..."

Pequeños sorbos de amor tragó su corazón, mas largas y agónicas eran sus noches.
Así un día, el hombre que se convirtió en monstruo, devoró todo lo preciado de la humanidad...
Nunca fue tan feliz...


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